Los desiertos cálidos se encuentran situados en torno a los trópicos, junto a las corrientes marinas frías y en zonas continentales alejadas de la influencia del mar. Destacan los siguientes grandes desiertos del planeta: Sahara, Namibia y Kalahari (África), Arabia y Gobi (Asia), Oeste de las Rocosas y Atacama (América) y el Gran Desierto australiano.
El desierto más habitual es el de arena que se caracteriza por la presencia de dunas.
La actividad geológica, el viento y la altitud crean diferentes tipos de desierto. Hay desiertos pedregosos, que combinan la arena, la piedra y algunos macizos rocosos
PANORÁMICA DESIERTO DE NAMIB
DESIERTO ARGELIA (AIRPANO)
PANORÁMICA DEL SAHARA
DESIERTO GOBI (AIRPANO)
DESIERTO ARGELIA (AIRPANO)
PANORÁMICA DEL SAHARA
DESIERTO GOBI (AIRPANO)
Clima
En los desiertos las temperaturas son muy altas durante todo el año. Además, se dan grandes oscilaciones térmicas entre el día (muy caluroso) y la noche (fría). Las lluvias son escasas (inferiores a 250 mm anuales) e irregulares, ya que se concentran en algunos meses del año.
Asimismo, en los desiertos la sequedad del aire es extrema (la humedad máxima del aire suele ser del 50% y, a veces, sólo alcanza el 20%). El aire seco tiene gran capacidad de evaporación, reseca la tierra y absorbe rápidamente el agua de la lluvia.
Cursos de agua
En los desiertos cálidos, debido a la escasez de precipitaciones y a la sequedad del aire que provoca la evaporación del agua con rapidez, no hay cursos de agua permanentes.
En algunos desiertos se pueden encontrar uadis o wadis que son cursos de agua que permanecen secos la mayor parte del año. Sólo llevan agua cuando llueve.
Vegetación y fauna
En los desiertos apenas viven algunas plantas que han conseguido adaptarse a las duras condiciones climáticas de sequedad y extremo calor. Sin agua y sin vegetación también son escasos los animales que habitan el desierto. En su mayoría son pequeños y de actividad nocturna.
Los habitantes del desierto
Los desiertos son zonas poco pobladas. Grupos de pastores nómadas (como los Tuareg de África o los Beduinos de Siria) viven en los límites del desierto, donde sus rebaños de cabras y camellos pastan en estepas muy secas y pobres. Los nómadas se desplazan en busca de lugares donde haya llovido y donde se encuentran pozos de agua.
La población sedentaria de los desiertos vive junto a los oasis, escasas zonas donde hay agua procedente de corrientes subterráneas, que salen a la superficie a través de manantiales y de pozos. La vegetación protege los cultivos con su sombra y permite que surjan aldeas.