LA VIDA DE ULTRATUMBA: LA MOMIFICACIÓN Y EL LIBRO DE LOS MUERTOS
La religión egipcia prometía una vida después de la muerte. Para ellos, los seres humanos estaban formados por un cuerpo y un alma (el ka). Cuando el cuerpo moría, el ka pasaba a la vida de ultratumba, pero, para ello el cuerpo debía permanecer incorrupto, había que momificarlo.
Una vez momificado, el cuerpo del difunto se transportaba en procesión hasta su tumba donde empezaba el viaje hacia el más allá. Pero los egipcios creían que, después de la muerte, el difunto debía enfrentarse a varias pruebas antes de llegar a la vida eterna. Para ello debían pasar por el juicio de Osiris y conocer una serie de normas redactadas en el conocido como Libro de los Muertos.
Los difuntos debían presentarse en el inframundo (duat) ante el Tribunal de Osiris, que juzgaba su vida terrenal. Para superar este juicio, se colocaba en la tumba un ejemplar del Libro de los Muertos, recopilación de reglas de cómo tenía que comportarse el difunto ante el Tribunal. Si el difunto superaba el juicio, podía entrar en el más allá (Aaru), donde reanudaba sus actividades cotidianas (de ahí que se les enterrara con todos los objetos que habían usado en vida). Si no, podía desaparecer para siempre al haber mentido ante el tribunal y no haber superado las pruebas. Entonces era devorado por un monstruo, Ammit.